jueves, 20 de octubre de 2011

La distancia de Londres a Nueva York medida en amor.Parte II


El abrazo entre los dos, de apenas 17 años, duró más de lo normal, pero menos de lo que ellos hubiesen deseado.
Jane fue la primera en separarse lentamente mientras recordaba que "Jane ya no estás enamorada, él es solo un capricho"
Así que la chica rubia, que solo por casualidad tenía el maquillaje ligeramente destrozado, digamos que por no usar uno resistente al agua, abrió su bolso y sacó la carta. Se acabaría todo en el moemento en el que Louis leyese lo que ella había escrito allí, todas aquellas mentiras que tanto tiempo le había llebado ingeniar, serían la causa por la que Jane pasaría años y años llorando, o eso creía ella.
Así que Jane suspiró tristemente y le entregó el sobre a aquel chico de ojos marrones que quizás no volviese a ver nunca. A aquel chico que había amado durante los 3 mejores meses de su vida, a aquel chico que había hecho a Jane, Jane. El chico que le había enseñado quien era ella, y aquel que había repetido más de tres mil veces ese "Te quiero Jane" tan precioso, que nuestra protagonista pordría vivir únicamente con ese sonido; ni olas del mar, ni pájaros píando suavemente, ni fuegos artificiales, ni siquiera el sonido de las hojas al caer igualarían nunca a ese "te quiero"
Louis cogió el sobre sonríendo forzadamente mientras se preguntaba si no podría retrasar su vuelo unos días más, o quizás pudiese encontrar una beca para estudiar allí, o quizás...
-Te voy a echar de menos Jane, no te imaginas cuanto
Jane no podía contestar, no debía, aunque ella quería decirle las cantidad de veces que le echaría de menos por segundo, tenía que guardar silencio. Por el bien de todos, como decía su amiga Janet.
-Yo también te he escrito una carta, ¿quieres leerla ahora mientras yo leo la tuya?- preguntó Louis con esa sonrisa, esa maldita sonrisa que tantas lágrimas había hecho derramar
-Quiero que la leas cuando llegues a casa Louis- dijo Jane con la voz rota como un jarrón que cae desde un sexto piso
-Está bien...- se hizo un silencio, pero no uno incómodo, uno triste, melancolico.
-Louis, quiero que sepas que has sido muy importante para mí, pase lo que pase
-Jane, lo sé, tranquila, yo...
-Pasajeros del vuelo E73012 por favor diríjanse a la terminal 4 para empezar a embarcar. Recordamos que...- la voz del interfono fue perdiendo importancia hasta quedar en segundo plano y Louis miró a Jane con ternura
-¿Ese es tu vuelo?-preguntó Jane con cierto pánico, Louis asintió- ¿tienes que irte ya? ¿no puedes quedarte?- la expresión de Jane desconsolaba completamente a Louis quien solo quería abrazarla y decirle que se vovlerían a ver, aunque fuese poco probable y aunque fuese lo que él más deseaba en el mundo
-Tengo que irme, lo siento- Louis abrazó a la chica con todas sus fuerzas aferrándose a su piel como si fuese un paracaídas en un avión a punto de estrellarse.
Se separaron poco a poco y Louis sonrió por última vez antes de darle un simple beso en los labio a la chica, coger sus maletas e irse intentando no mirar atrás para no volver a llorar.
Jane sintió aquel beso como el final, se había acabado, y ella no quería. Tuvo que resistir el impulso de correr tras el chico, y también el de romper a llorar, así que simplemente se dirigió al coche con la carta de Louis en la mano y su corazón en un avión hacia Londres.