viernes, 9 de diciembre de 2011

La distancia de Londres a Nueva York medida en amor.Parte IV


Louis, ya subido en el avión, con música triste en su IPod y sin parar de mirar por la ventanilla concentraba todo su esfuerzo en no abrir la carta.

A unos simples metros Jane, destrozada, recordaba la horrible carta que había escrito para cortar con Louis.
Esa carta no hablaba de nada real, no era verdad, todo eran frases oídas en series y películas o dictadas por sus propias amigas, quienes querían que Jane, parase de llorar al ver cualquier atisbo de algo relacionado con su chico.
Las palabras de la carta rondaban su cabeza, una y otra vez:

"Te quise, pero no tenemos futuro . Solo somos un amor de verano. No contactes conmigo, hemos acabado Louis, te quiero, pero como amigos"

El moreno de la fila 23 empezó a abrir una carta que olía a su amor.

Jane seguía llorando, tirada en el suelo mientras suplicaba.

El chico leía las palabras lentamente y respiraba.

Con el corazón el la mano, Jane volvió a suplicar.

Las lágrimas cubrieron los ojos de nuestro querido Louis.

El último "no" destrozó la vida de nuestra querida rubia al completo.

Louis leyó las últimas palabras.

Jane sintió como su vida se derrumbaba.

El chico puso la mano sobre su corazón (roto).

Ella lloró.

Él lloró.

Ella musitó un "lo siento"

Y él susurró un "para siempre"

La chica supo que la carta estaba abierta, que él la había leído. Estaba acabado. Todo. La relación, los recuerdos, el amor, su vida, ella.

El moreno de la fila 23 repasó con la yema de sus dedos la última frase de la carta más bonita que recibiría nunca "te quiero más de lo que nunca voy a querer a nadie"

Jane miró al frente y se levantó, se secó las lágrimas y comenzó a andar de vuelta al taxi, solo quería morir lentamente entre sus sábanas y una gran tarrina de helado.

Louis miró por la ventanilla y se frotó los ojos mientras el avión se elevaba con rumbo a Londres, él solo quería morir lentamente entre los brazos de Jane.

Amos suspiraron al mismo tiempo mientras musitaban las dos palabras que les mantendrían unidos para siempre a pesar de la distancia.

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P.D: por si no lo recodáis deberíais leer la carta de Jane en la primera entrada, esta es la que recibe Louis y no la que Jane ha inventado, aunque ella crea lo contrario.

Bueno pues aquí estamos, ha sido una mini historia completamente patrocinada por moi :3
Agradezco a mi querida musa, Jane la inspiración y a Louis... bueno, Louis, a ti te agradezco las sonrisas que me sacaste durante ese verano.

Chicas, muchas gracias por visitar el blog, seguirlo y todas esas cosas. Perooooooooo de verdad agradeceria un par más de comentarios, porque mi querídisima Lucy debe de estar cansada de comentar, así que ya podríais hacerle un relevo que yo, os respondo a los comentarios en vuestro propio blog, además, cuanto antes me llenéis de comentario, antes descubriréis si esta historia tiene otro final o... mi próxima y maravillosa entrada a quien quizás dedique a mi querídiiiiiisimo gran amor... :)

martes, 15 de noviembre de 2011

La distancia de Londres a Nueva York medida en amor.Parte III


Un taxista esperaba a la salida del aeropuerto y Jane entró sin mirar atrás, musitó con la voz todavía quebrada la dirección y mientras el conductor se ponía en camino Jane abrió el sobre y sacó una carta, más larga de lo que esperaba con una caligrafía impecable, sin un solo tachón y con una letra elegante y sobria.
Jane tomó aire como cuando lo hacía antes de lanzarse a una piscina, esperaba no acabar con las mejillas mojadas y el maquillaje todavía peor de lo que ya estaba. Pero sus intenciones no duraron mucho, dos palabras, dos simples palabras hicieron que a Jane se le cortase de repente la respiración y que sintiese los ojos húmedos de nuevo.

"Querida Jane,"

La chica rubia sentada en el taxi tuvo que levantar la vista y obligarse a respirar profundamente antes de seguir leyendo. Respiró una vez, dos, tres y cuatro. Y aunque sabía que no conseguiría leer la carta entera sin llorar intentó hacer un esfuerzo y siguió la lectura.

" Tus ojos azules, tu precioso pelo rubio, tu sonrisa cada mañana, tu perfume con olor a vainilla, tus blusas de colores chillones, y esos vaqueros que tanto adoras son solo una milésima de las cosas que me gustan de ti.
Me gusta la forma en la que tu voz suena, creo que es el mejor sonido que nunca he escuchado.
Me gusta la forma en la que no puedo mantenerme concentrado cuando te veo.
Todo lo que puedo pensar es que nacimos para estar juntos.
Me gusta la forma en la que siempre hay un mechón rubio sobre tus pómulos que yo puedo apartar
Me gusta cada peca de tu cara.
Me gusta que tú seas lo mejor de mi vida; me gusta que tú me hagas más feliz que nada ni nadie.
Me gusta la forma en la que eres todo lo que siempre he querido.
Me gusta que tú seas absolutamente todo
Cuando tu sonríes, yo sonrío y cuando tu no te quieras lo suficiente yo te seguiré queriendo por los dos, y por tres, y por un millón.
Cuando cualquiera te hunda yo estaré ahí para levantarte y cuando te sientas tan mal que solo quieras llorar yo estaré ahí. Estaré ahí toda la noche hasta que te vea sonreír.

Puedes decirle a todos que soy tuyo, completamente. Yo les diré como de perfecto es el mundo cuando tú, y solo tú estás a mi lado.

Jane estas 5 últimas semanas a tu lado han sido las mejores de mi vida y sé que nunca podré ser tan feliz con nadie como lo he sido contigo.
Quiero que sepas que te quiero, más que a nada, más que a nadie.
Nunca jamás me olvidaré de ti, ni de la forma en la que el corazón se acelera cuando te veo.
Eres única y perfecta. Y siempre serás el amor de mi vida."


Jane estaba llorando como nunca antes lo había hecho, ella esperaba una carta sencilla, diciendo que ese verano había estado bien y que la invitaría a su boda y que seguirían siendo amigos. Pero la última frase no paraba de resonar en su cabeza "Siempre serás el amor de mi vida"
Imaginaba su voz diciendo esas palabras y Jane se rompía en pedazos.
"Siempre serás el amor de mi vida"
-Y tú el de la mía Louis- musitó ella inconscientemente en un tono bajo, pero lo suficientemente alto para que el taxista lo oyese
-¿Decías algo chica?- preguntó amablemente
-De la vuelta!- mandó Jane; la desesperación se apreciaba sin problema en su voz- Al aeropuerto, lo antes posible por favor!
El taxista miró a la chica un poco extrañado pero no le costó entender lo que sucedía y dio la vuelta antes de que la señorita pudiese volver a gritar. La velocidad del taxi aumentaba y la ansiedad de la pasajera también.
Jane agarraba la carta pegada a su corazón con todas sus fuerzas y con la otra mano en la puerta para salir lo antes posible, intentaba no volver a llorar. Los segundos pasaban y la respiración de Jane, quien horas antes tenía un color blanco enfermizo ahora lucía un color rojo y un nerviosismo extremo, aumentaba con cada golpe del minutero.
La cuenta atrás comenzó con el golpe de la puerta del taxi al cerrarse, Jane iba descalza con los tacones en la mano izquierda y la carta en la derecha, el bolso olvidado en el taxi y la imagen de Louis reflejada en la mente.
Jane miró las pantallas y se dirigió rápidamente hacia la terminal 4, puerta 22
Pero su camino se detuvo antes, en el primer control cuando le pidieron la carta de embarque, el DNI y los billetes.
Jane rogó, necesitaba pasar, lloró de nuevo, se arrodilló e inundó el ambiente de desesperación. Sus lágrimas ya no caían, debían haberse agotado.
-Por favor, por favor, lo necesito. Por favor...
La voz de Jane seguía rasgada, desesperada, y dañada; como el corazón de la chica rubia quien suplicó por casi una hora que por favor la dejasen pasar, pero las normas del aeropuerto no permiten corazones rotos ni pasajeros sin billete, así que Jane y su corazón hecho pequeñas y numerosas piezas tuvieron que irse por donde habían llegado pero esta vez sin finales alternativos, sin posibilidades de dulces edulcorantes.

Jane y su corazón roto estarían solos. Para siempre.

jueves, 20 de octubre de 2011

La distancia de Londres a Nueva York medida en amor.Parte II


El abrazo entre los dos, de apenas 17 años, duró más de lo normal, pero menos de lo que ellos hubiesen deseado.
Jane fue la primera en separarse lentamente mientras recordaba que "Jane ya no estás enamorada, él es solo un capricho"
Así que la chica rubia, que solo por casualidad tenía el maquillaje ligeramente destrozado, digamos que por no usar uno resistente al agua, abrió su bolso y sacó la carta. Se acabaría todo en el moemento en el que Louis leyese lo que ella había escrito allí, todas aquellas mentiras que tanto tiempo le había llebado ingeniar, serían la causa por la que Jane pasaría años y años llorando, o eso creía ella.
Así que Jane suspiró tristemente y le entregó el sobre a aquel chico de ojos marrones que quizás no volviese a ver nunca. A aquel chico que había amado durante los 3 mejores meses de su vida, a aquel chico que había hecho a Jane, Jane. El chico que le había enseñado quien era ella, y aquel que había repetido más de tres mil veces ese "Te quiero Jane" tan precioso, que nuestra protagonista pordría vivir únicamente con ese sonido; ni olas del mar, ni pájaros píando suavemente, ni fuegos artificiales, ni siquiera el sonido de las hojas al caer igualarían nunca a ese "te quiero"
Louis cogió el sobre sonríendo forzadamente mientras se preguntaba si no podría retrasar su vuelo unos días más, o quizás pudiese encontrar una beca para estudiar allí, o quizás...
-Te voy a echar de menos Jane, no te imaginas cuanto
Jane no podía contestar, no debía, aunque ella quería decirle las cantidad de veces que le echaría de menos por segundo, tenía que guardar silencio. Por el bien de todos, como decía su amiga Janet.
-Yo también te he escrito una carta, ¿quieres leerla ahora mientras yo leo la tuya?- preguntó Louis con esa sonrisa, esa maldita sonrisa que tantas lágrimas había hecho derramar
-Quiero que la leas cuando llegues a casa Louis- dijo Jane con la voz rota como un jarrón que cae desde un sexto piso
-Está bien...- se hizo un silencio, pero no uno incómodo, uno triste, melancolico.
-Louis, quiero que sepas que has sido muy importante para mí, pase lo que pase
-Jane, lo sé, tranquila, yo...
-Pasajeros del vuelo E73012 por favor diríjanse a la terminal 4 para empezar a embarcar. Recordamos que...- la voz del interfono fue perdiendo importancia hasta quedar en segundo plano y Louis miró a Jane con ternura
-¿Ese es tu vuelo?-preguntó Jane con cierto pánico, Louis asintió- ¿tienes que irte ya? ¿no puedes quedarte?- la expresión de Jane desconsolaba completamente a Louis quien solo quería abrazarla y decirle que se vovlerían a ver, aunque fuese poco probable y aunque fuese lo que él más deseaba en el mundo
-Tengo que irme, lo siento- Louis abrazó a la chica con todas sus fuerzas aferrándose a su piel como si fuese un paracaídas en un avión a punto de estrellarse.
Se separaron poco a poco y Louis sonrió por última vez antes de darle un simple beso en los labio a la chica, coger sus maletas e irse intentando no mirar atrás para no volver a llorar.
Jane sintió aquel beso como el final, se había acabado, y ella no quería. Tuvo que resistir el impulso de correr tras el chico, y también el de romper a llorar, así que simplemente se dirigió al coche con la carta de Louis en la mano y su corazón en un avión hacia Londres.

sábado, 10 de septiembre de 2011

La distancia de Londres a Nueva York medida en amor.Parte I


Una camisa en tonos ocres, una trenca en color azul sobre la cama, las hojas de los árboles sobre las aceras cada vez más transitadas que la playa, los tonos oscuros del cielo que empieza a cubrirse de nubes, las sandalias guardadas en el armario, los días más cortos, "wake me up when september ends" sonando, unas cuantas fotos que empiezan a ser guardadas en carpetas para acabar olvidadas y perdidas. El otoño empieza, con más energía que nunca pero con las mismas dudas de cada año.
¿El verano ha acabado, deben los amores de verano acabarse con él?. Eso mismo lleva Jane preguntándose, en un rincón de su habitación, durante varios días.

El teléfono suena y Jane descuelga, suspira e intenta parecer feliz
-Hola, soy Jane. Sí, lo sé. Ya...no, estoy bien. Verás he comprendido que el vive lejos, nunca sería posible, él vuelve mañana a su ciudad y yo me quedo aquí;ambos encontraremos más gente con la que queramos salir y aunque él ha sido encantador conmigo se ha acabado y ya lo he superado. Sí, claro. Está bien, de acuerdo. Un beso, hasta luego
Jane cuelga el teléfono y deshace la sonrisa de su cara lentamente mientras vuelve a mirar el bloc de notas que tiene delante. Su impecable letra ocupaba toda una carilla del papel, Jane releyó lo que había escrito y suspiró por tercera vez en esos diez minutos, Jane dobló cuidadosamente la carta y la guardó en un sobre.
Lo intento, juro que lo intentó, pero no pudo evitar empezar a llorar. Jane volvió a sentarse y empezó a escribir de nuevo
"Querido Louis, te amo. No me importa que la distancia de Londres a Nueva York se mayor que las veces que me hayan dicho que no podemos estar juntos. Sé que ni siquiera debería escribirte esto porque solo complicará las cosas, pero hazme un favor: nunca me digas adiós, mantengamos esto tal y como está. Sé que ambos podemos acabar sufriendo, pero tú eres el único que me hace reír mientras canto, y sonreír mientras duermo. Mi corazón se acelera con un simple pensamiento sobre ti, y no puedo ocultarlo durante más tiempo. El sol deja de brillar cuando estás cerca y te conviertes en lo más impresionante que he visto nunca. Así que por favor, no me dejes nunca, no rompas mi corazón y ámame más de lo que yo lo hago. Te quiero porque soy mejor persona contigo, te quiero porque has conseguido que yo sea yo misma; te quiero por más de mil razones, pero lo importante es que te quiero más de lo que nunca voy a querer a nadie."

Jane rompió a llorar y su maquillaje,ya bastante estropeado se arruinó por completo, pero a ella le daba igual porque sabía que lo único importante que tenía se iba, que habría un océano entre ellos, un océano entre sus corazones. Pero lo más importante es que Jane sabía que no podía ser sincera y decir que todavía le quería, ni decir que él era el amor de su vida, ni siquiera podía decir que iba a llorar durante horas y horas cada día solo por recordar su sonrisa.

La ventana de Jane acababa de iluminar completamente la habitación y Jane se levantaba con paciencia para vestirse e ir a despedirse al aeropuerto como había prometido. Así que la chica recogió su cabellera de color rubio en una coleta y se puso una de sus faldas, cogió un bolso y se paró ante su escritorio. Jane estiró el brazo y cogió una carta, después salió de la habitación y se dirigió al aeropuerto.

Louis estaba esperando con sus maletas en el suelo. Jane lo intentó, juro que lo intentó, pero no pudo evitar lanzarse a sus brazos y empezar a llorar.

martes, 30 de agosto de 2011

Sweet15*

No te conozco desde hace mucho, ni siquiera más de un mes. Pero cada día sin hablar contigo es un día en el que sonrío una vez menos, en el que pienso que estarás haciendo y en el que te extraño.
Eres una persona maravillosa, vivaz, ingeniosa, divertida, risueña, espontánea, en la que se puede confíar, con un sentido del gusto impecable y que además, me llena de orgullo decir que soy amiga de ella.
Sé que puedo contar contigo para lo que necesite y quiero que sepas que me tienes aquí en cualquier momento, para cualquier cosa. Cuando necesites un hombro sobre el que llorar, alguien que te diga que hacer, cuando necesites a un amigo, a alguien que te quiera, estaré ahí; lo prometo.
Porque te lo debo, por todas las sonrisas que me has quitado, por todos los problemas con los que me has ayudado, por todo lo que haces por mí.
Quiero que sepas que eres como una hermana con la que compartir desde mi música, hasta mis diseñadores favoritos pasando por chicos y series de televisión; siempre consigues sacar lo mejor de mí y hacerme entrar en razón.
Digo la verdad cuando prometo que no había conocido a nadie como tú y que espero que estés siempre en mi vida a mi lado, y aunque alguna pelea, o el siemple tiempo nos separe siempre estarás guardada en mi corazón por haberme cambiado
Espero que seas tan feliz como te mereces durante tus 15 y que todos tus deseos se hagan realidad; espero también que no cambies nunca, porque eres perfecta tal y como eres y yo no te cambiaría por nadie ni por nada.
Nunca eché de menos una amiga como tú, pero ahora que te tengo no pienso dejarte ir.
Estoy orgullosa de haberte conocido.
Y por último y no menos importante:

¡FELICIDADES MARÍA!

Te quiero!*

Att: Lucía.

domingo, 10 de julio de 2011

Gracias♥


Te quiero
No hay nada que objetar.
Tú me has enseñado lo que significa que alguien sea tu vida, gracias por estar ahí en cada momento. Cuando sabías que te necesitaba y cuando no lo sabías pero estabas ahí igual.
Gracias por dejarme confíar en tí, creo que eres la única persona que me conoce un poquito. Creo que todavía no sé quien soy, pero por alguna razón tú si que lo sabes
Tú eres la persona a la que llamo cuando lloro, eres la única persona que despúes de cuatro horas con lágrimas en los ojos consigue hacerme sonreír
Eres la razón por la que sonrío cada mañana, por la que intento ser mejor persona.
Tú me entiendes incluso cuando yo no lo hago, tú me ayudas incluso cuando ni yo misma lo haría y tu me apoyas cuando ni yo misma lo hago
No sé a cuantas personas puedes querer como yo te quiero a tí, pero no creo que nadie nunca llegue a alcanzarte.
Te admiro, por todo lo que haces bien, porque todo se te da bien, pero sin embargo te admiro por saber soportarme, por hacerme reír, por quererme, y porque simplemente eres la persona más increíble que conozco
Incluso despúes de pelearnos sigues siendo la mejor persona del mundo para mí, nunca había había sido tan sincera con nadie, porque cuando lo intentas, te juzgan, pero tú no, tú me ayudas a ser yo misma. Me ayudas a confíar en la gente, me ayudas a ser feliz
Te quiero, no dudaría un segundo en dar mi vida por tí, eres lo mejor que tengo, y aunque la gente diga que el tiempo separa las amistades y quizás eso nos pase sé que cuando te necesite siempre estarás ahí, en la otra línea del teléfono para animarme y para ser la mejor amiga del mundo.

lunes, 4 de julio de 2011

Banana pancakes


Lluvia a través de las ventanas. Un sonido proveniente del teléfono. La aguja de un reloj marcando las seis de la mañana.

-¿A dónde vas?
-A trabajar
-Está lloviendo, quédate
-El telefono está sonando

-No lo cojas, es demasiado temprano

Una silueta rubia, alta y vestida con una camisa azul de hombre se dirige al baño, la puerta se cierra y en la otra habitación otra silueta más alta, se reuvelve entre las sábanas antes de levantarse y seguir a la primera.

-Está lloviendo, no tienes que salir. Voy a enseñarte algo, aléjate de lo que suepuestamente debes hacer. Podemos dormir, te prepararé el desayuno. Finjamos que es sábado, finjamos todo el tiempo. Finjamos que no hay mundo fuera. Tenemos todo lo que necesitamos aquí y todo lo que necesitamos es suficiente. Es todo tan fácil cuando tienes todo tu mundo rodeado con los brazos que no tienes que prestarle atención al despertador. Levántate con calma para que pueda observarte todo el tiempo posible, mirarte a los ojos y decirte que eres la chica más guapa, que eres mi mundo, que te abrazaría en cada momento, que cada suspiro es tuyo y que te quiero.

Written by: Jack Jhonnson & Lu
Inspiration found in: Banana pancakes, memories, other world perspective

martes, 17 de mayo de 2011

We play basketball.


-No,no,no,no,no,no. Y tú te quedas quieta, con la mirada perdida mientras ese 'no' se repite en tu mente.
-¿Y qué hiciste?
-Volví a preguntar
-¿Qué hizo él?
-Suspiró
Se hizo un largo silencio y la chica más alta con semblante triste levantó la espalda del respaldo del banco de madera con pintura desgastada
-Me giré y reprimí las lágrima, despúes él me dijo que no podía ocurrir, que todo era demasiado. Me abrazó y me fuí, él entró en su portal y yo empecé a llorar mientras pensaba en lo tonta que había sido.
- Alice...yo...
-Pero me dí la vuelta, y decidí acabar de joder las cosas de una vez, así que golpée el cristal con todas mis fuerzas y él abrió la puerta y salió. Le miré a los ojos y le dije claramente 'No va a ser como antes, nunca. O todo o nada.' Él negó con la cabeza y yo sonreí, no sé porqué, me abrazó otra vez y yo le llamé imbécil. Me dijo que lo sentía y yo le mentí y dije que no importaba. Y me fuí, con ganas de llorar.
- Alice...
-Se me pasó. No lloré, ni un poco. Encendí mi IPod y seguí caminando, cuando llegué a mi casa ya me había olvidado
-No lo entiendo
-Yo tampoco
-Pero ¿le quieres?
-Puede...
-Deberías darle tiempo Alice.
-No voy a darle tiempo para que me diga que no. No voy a darle tiempo para hacerme daño.- La chica morena, Alice, se levantó y cogió el balón de baloncesto que la otra chica tenía en las manos, apuntó a la canasta y lo tiró, entró limpio y la otra chica miró a Alice.
-No te entiendo, si no le quieres ¿por que pasó todo esto?
-Que más da. Pasó, se acabó y ambos seguimos vivos. Lo importante ahora es que te voy ganando
-¿Estás segura de que quieres seguir jugando?
-Oye, puedo quedarme ahí, sentada lamentandome de lo que ha pasado y de lo tonta que fuí. O puedo superarlo, las cosas buenas llevan su tiempo, la felicidad también.
-Te envidio, yo todavía echo de menos a...- Alice le interrumpió lanzándole el balón
-Levanta ese culo y tira de una vez, con esa actitud no me ganarás en la vida- dijo Alice con una sonrisa

Written by: Lu
Found inspiration in: Real fucking life

viernes, 15 de abril de 2011

Verde como la hierba en una tarde de invierno.


Apartas la mirada de tus viejas converse verdes y levantas la cabeza. Un poco más. Hasta que el sol te hace cerrar los ojos, hasta que te duele el cuello, hasta que ves que el cielo sigue siendo azul.

Vuelves a centrarte en tus zapatillas viejas y en tus problemas pero sin darte cuenta giras la cabeza y te encuentras con una margarita y sin querer recuerdas cuantas como esa te hicieron llorar por un 'no me quiere'

Las converse. Céntrate. Las compraste hace tiempo pero siguen teniendo un color precioso, un color verde como la hierba en una tarde de invierno. Fue él quien las describió así...

Pero él ya no está y sigues caminando,intentando dejar de pensar en él.

No puedes evitarlo. Ves la camiseta que llevó en vuestra primera cita, ves la farola donde os sonreisteis,ves el banco dónde te dió el primer beso, ves la bocacalle por donde bajasteis juntos bajo la lluvia, ves su número en tu móvil, ves su foto en tu carpeta y levantas la vista, nublada por las lágrimas, esperando que todo sea como una película de amor y él aparezca derrepente. y te diga que lo siente, que te quiere y que te echa de menos. Esperas poder perdonarle. Y planeas volver a besarle.

Pero levantas la cabeza y él no está ahí, solo hay una calle vacía cuyo silencio es roto únicamente por el sonido de unas converse verdes como la hierba en una tarde de invierno al tocar las aceras que quedan marcadas por tus lágrimas.
Written by: Lu.
Found inspiration in: memories that can't be deleted

miércoles, 2 de marzo de 2011

Ballet ballerina.


Como todas las mañanas se levanta y sigue su rutina, sin discursión, sin pensarlo siquiera.

Hasta que llega hasta una gran sala con techo blanco de porcelana, espejos limpios, una barra de madera, una ventana por la que entran los rayos de la calurosa tarde, un suelo encerado y en medio de todo eso ella. Que con suaves movimientos al ritmos de la lenta música llena la sala.

Plié, plié, relevé,


Se deja llevar por la música, por la vaporosidad de su tutú, y da vueltas con la espalda completamente recta y con las facciones secas.


Deboulé, plie, beboulé


Se relaja, respira y sigue con el ejercicio.


Grand plié, relevé, ballotté


La chica cae sobre la punta de sus pies con elegancia y continúa, dejando que la música llene su alma y que el baile la llene a ella.


Grand mamá, brisé, plié, elevé, grand plié.


La chica pelirroja acaba el ejercicio y sonrie al espejo mientras respira apuradamente, se da la vuelta y camina con elegancia y pasos firmes y sencillos hasta llegar al reproductor de música dónde cambia a la canción anterior para volver a empezar.

miércoles, 12 de enero de 2011

Alyssia jumps, then falls.

Alyssia untaba sus pómulos llenos de pecas con colorete rosa claro y acababa de hecharse su rímel de color negro que tanto resaltaba sus ojos verdes, con unas pizcas de marrón que parecían bolas navideñas en un pino recién cortado. Su vestido blanco se dejaba llevar por el viento y su botas le permetían saltar en cualquier charco como llevaba haciendo desde que tenía consciencia. Y le encantaba. Llevaba su paragüas azul en la mano derecha y un lápiz en la izquierda para dibujar sonrisas a la gente triste.

"Every time you smile, I smile

and every time you shine,
I'll shine for you"
Alyssia era una pequeña gran chica que brillaba por su sonrisa y por sus delicados rasgos. A Alyssia le encantaba pasear en los días de lluvia, le gustaban las galletas de jengibre y las palabras que llevaban uve doble. Le gustaban los trozos de chocolate de las galletas que había en la última estantería de la cocina y le gustaba divertirse. Le gustaba sentir el viento en sus hombros, moviendo su pelo y elévandola ligeramente, le gustaba la sensación de la lluvia sobre su fina piel, le gusta el calor del sol. Y le gustaba ese chico tan especial que se sentaba en la última fila y le devolvía las sonrisas, le gustaba cruzarse con sus ojos marrones y le gustaba imaginar como sería saltar con él sobre los charcos.

"I like the way your hair falls in your face
you got the keys to me
I love each freckle on your face"
Pero lo que Alyssia no sabía era que ese chico también saltaba charcos, también se reía al ver globos de colores y también llevaba un paragüas azul. Aunque acabó descubriéndolo, y cuando lo hizo siguió siendo saltando, paseando y sonriendo. Pero a su lado.